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Uno de los hitos que marcó la llegada de la nueva Asamblea Nacional venezolana fue la desincorporación de las imágenes del expresidente Hugo Chávez y un Simón Bolívar mestizo que hasta enero de 2016 se exhibían en el hemiciclo y otras secciones del Palacio Federal Legislativo.

Más importante que discutir si fue correcta o no la decisión del presidente del parlamento entrante Henry Ramos Allup de sacar esas gigantografías del Capitolio Federal, es preciso indagar sobre las razones de por qué estaban allí. Con este planteamiento abrió su intervención María Eugenia Perfetti, profesora de la Universidad Metropolitana (Unimet), en el foro “Patrimonio y Asamblea nacional”, que tuvo lugar en la Unimet el primero de marzo de 2016.

“Históricamente, desde que fue creado ese edificio a finales del siglo XIX, ninguna imagen de algún presidente ni la del Libertador estuvieron en este espacio destinado a la deliberación de los temas nacionales. Siempre observamos allí los símbolos patrios, como el escudo y la bandera, que por cierto también fueron modificados durante el gobierno de Chávez”, resaltó Perfetti en el foro organizado por el Institutional Assets and Monuments of Venezuela (IAM Venezuela) y el Departamento de Humanidades de la Unimet.

Para entender todo el montaje simbólico que se hizo en la AN, Perfetti repasó el significado de las imágenes como parte de la cultura material de un pueblo en su ponencia “La iconografía e identidad nacional, una aproximación sociocultural a las obras de la Asamblea Nacional”. Para la investigadora, en cada imagen hay una carga semántica que obliga a considerar el ambiente político y cultural para entender los conceptos detrás de la misma.

Perfetti concluyó que la incorporación en la AN de las imágenes de Chávez y la reinterpretada imagen de Simón Bolívar, no tuvo otra intención que la colaborar en la construcción de una nueva identidad nacional. “Entendida como un constructo social que va más allá que compartir un mismo espacio. Comprende la reunión de significados comunes que se mantienen en el tiempo y que permiten a miembros de grupos sociales identificarnos como venezolanos”.

La académica sostuvo que a partir de 1999, asistimos a la construcción de una nueva identidad nacional, propiciada desde el Ejecutivo que ha reescrito la historia en función de un nuevo proyecto político: el bolivariano. “Este proceso de reconstrucción y revisión histórica, en el que ha prevalecido el discurso anticolonialista, ha ido de la mano con un proceso de resemantización (volver a nombrar) y reelaboración de las imágenes históricas más representativas de nuestra venezolanidad”.

Partiendo de la nueva imaginería, Perfetti destacó que la República Bolivariana de Venezuela necesitaba un nuevo Bolívar, que se alejara de la representación de la otrora historia oficial. “De esta manera, los venezolanos asistimos a una historia oficial en la cual Bolívar ya no era mantuano, vivo exponente de la élite criolla-principal, sino “revolucionario”; no era dueño de esclavos, sino un “socialista” adelantado a su tiempo que luchó por la justicia y la igualdad entre los venezolanos; un Bolívar tan distinto que inclusive su rostro había cambiado”.

Tomado de Institutional Assets and Monuments of Venezuela, lee el artículo completo haciendo click aquí