7 de noviembre de 2009
Humberto García Larralde

Este libro caracteriza la gestión de poder de Hugo Chávez Frías como neofascista. Esta caracterización de fundamenta argumentando la convergencia entre lo que queda hoy día de la prédica comunista, tan cara al presidente venezolano, con las experiencias nazi fascista de las primeras décadas del siglo XX europeo. En particular, se examina el uso dado a la mitificación de la historia y la construcción de una falsa realidad a través de la propaganda y del control de los medios para “legitimar” la concentración del poder en manos de un líder mesiánico, valiéndose de un ideario de exclusión, odio y de desconocimiento de los derechos humanos de aquellos que se enfrentan con este propósito. Esta prédica “revolucionaria” invoca la lucha épica contra enemigos del pueblo –internos y externos- para hacer del uso de la violencia y de la militarización de la sociedad una respuesta válida, por encima de las garantías civiles que consagra la institucionalidad democrática. En tanto que esta lucha se concibe como extensión de la guerra emancipadora del siglo XIX, los que no comulgan con las “verdades” esgrimidas por el líder pasan a ser “traidores a la patria”. Se instala una visión moralista sobre el deber ser del venezolano que apela a la afinidad emocional y afectiva con el presidente Chávez, sobre la base de una representación maniquea de la realidad: “nosotros” los buenos, contra “ellos” -los “otros”-, quienes por oponerse a las pretensiones de control, son los malos. El análisis del libro se apoya en las experiencias nacionalsocialistas y fascistas, así como de los regímenes estalinistas, para concluir que el proceso actual de destrucción de las instituciones de la democracia liberal enfrenta al país con una amenaza seria de ser aprisionado por el totalitarismo.