Alejandro Oropeza*

AOEl 2016 se perfila para algunos como un año que ocupará páginas importantes en la historia del país, han sido meses signados por el descontento social y la incertidumbre política, por la proyección de posibles escenarios electorales que conviven con fantasmas de violencia, este pareciera no responder a los comodines analíticos con los que se viene pensando el país, es un año que necesita que lo entiendan más allá de lo aparente.

Alejandro Oropeza, Doctor en Ciencias Políticas, docente universitario y director del Observatorio Hannah Arendt; expone que Venezuela no está polarizada, que la mesa no está servida para una confrontación y que pese a esto el primero de septiembre representa un caldo altamente peligroso para el gobierno; responde a la complejidad del contexto y vislumbra en 5 respuestas claves, las posibles consecuencias de este año complicado.

1. En este escenario de conflictividad que vivimos, los actores políticos se mueven en la dicotomía schmittiana de amigo-enemigo, un gobierno que claramente tiene como meta permanecer en el poder a costa de lo que sea y una oposición que ahora se niega a dialogar con el gobierno si no se cumplen antes una serie de demandas. En el medio, la crisis social y económica que sigue cabalgando sobre los venezolanos. Hannah Arendt por cierto, escribió una vez que la política se trata de estar juntos unos con los otros entre los diversos. ¿Hay posibilidad de que los venezolanos nos encontremos, de que hagamos política de verdad, o vamos a una confrontación de tal escalada que no sabemos dónde puede parar?

Para empezar las confrontaciones se dan cuando las sociedades están polarizadas y hoy en día Venezuela no se encuentra polarizada. Cuando vemos en las últimas mediciones que el 89% de la población desaprueba la gestión del gobierno, que quiere cambiar al gobierno, no podemos decir que la mesa esté servida para una confrontación. Quizá siempre nos quisieron vender la idea de que la sociedad venezolana ha estado dividida, que la confrontación es inevitable. Pero la sociedad no ha pisado ese peine. Y eso se da porque hoy el interés de nuestra sociedad está más orientado, en una tesis de Miguel Angel Martinez que tiene que ver con la africanización de Venezuela, en resolver sus necesidades primarias, en la agenda de lo elemental y en ello se encuentra ocupada, sin dejar por supuesto de hacer un reclamo de derechos civiles y políticos, es decir un ejercicio de ciudadanía, lo cual es muy positivo.

Tú has dicho algo muy cierto, la agenda del gobierno radica en permanecer en el poder. Yo diría que en realidad es más en el ejercicio de la autoridad que en el poder y citabas a Hannah Arendt, fíjate que ella por cierto, tiene una concepción de poder muy particular, que bien puede servir como un elemento dentro de los procesos de transición como los que se están dando. Ella plantea una dicotomía entre poder y violencia en donde el poder, no supone exclusivamente el ejercicio de la autoridad, sino que supone fundamentalmente la consecución de acuerdos sucesivos entre la sociedad y que a través de ese pacto se ejerce una autoridad legítima, por tanto, el poder parte de esa renovación de acuerdos entre la sociedad y el estado. La otra parte de la dicotomía es, que cuando esos acuerdos no son renovados y se abren las puertas de la tiranía, en términos roussonianos, la esfera de lo político que es la esfera de lo público se traslada a la esfera privada, porque el gobernante pretende, al no reconocer la renovación de los acuerdos, trasladar la acción política a la esfera de los intereses personales de las élites de turno en el poder. Eso es lo que estamos viendo ahora. Vemos por ejemplo como a partir del 6 de diciembre esa renovación sucesiva de los acuerdos que venimos conversando, que se da en el marco de la elección de la Asamblea Nacional, no ha sido reconocido por el gobierno.

2. Para entenderlo mejor usted está descartando una confrontación en el seno de la sociedad civil, ahora bien, atendiendo a las categorías de pueblo expresadas por Bolívar y que bien expone Bautista Urbaneja, los militares, que son parte del pueblo y tienen una tarea específica referida al mantenimiento del orden, la seguridad, han jugado un papel preponderante durante estas casi dos décadas; este es un gobierno que se dice cívico-militar, aunque parezca más militar que cívico. Esta parte del pueblo que son los militares ¿usted los ve confrontándose contra el resto de la sociedad por defender al gobierno con lo que ello implicaría en términos de violencia?

Tampoco lo veo, porque eso supondría que el 89% de la población que aprecia que el gobierno es ineficiente, así como el de sus poderes leales, estaría enfrentándose a un Estado deslegitimado. Ahora evidentemente hay parte de la sociedad que está armada, es decir, en términos weberianos es un Estado que perdió el monopolio legítimo de la violencia y eso lo deslegitima aún más frente a ese 90% de la sociedad de la cual conversamos. Quizá la tesis mía es que, para que haya una confrontación tiene que haber dos bandos y eso es lo que yo no veo. Yo veo, desde luego, a un gobierno que controla los poderes públicos, que pudo haber armado a parte de la sociedad pero sobre la base del pacto social a partir de la cual se erige la legitimidad del ejercicio de la autoridad ya no está vigente, por ende no veo confrontación. Tal vez, si pensáramos o viéramos esta realidad hace 5 años donde la sociedad estaba divida en dos toletes, te dijera que ahí sí estaba servida la mesa de la confrontación. Y fíjate que eso hoy no es así.

3. ¿Entonces cual es la importancia del diálogo cuando hemos visto que el ala dura, tanto militar como ideológica del gobierno se va fortaleciendo cada vez más con la salida de Pérez Abad por ejemplo? ¿Es posible dialogar con un gobierno en el que se nota incluso que en su interior eso no ocurre?

Es que el diálogo es lo único que puede dar paso a una transición. Ahora fíjate, yo no veo a Pérez Abad como un tipo necesariamente moderado. Yo lo veo como un tipo, que en el ejercicio de su poder se dio cuenta de que el modelo está haciendo aguas y que la única posibilidad de lavarle la cara al régimen era haciendo determinados virajes que permitan cierta reactivación, para continuar en el ejercicio del poder. Eso no lo entendió la cúpula del chavismo, por tanto lo aparta precisamente el ala dura socialista.

Ahora en todo caso, si nosotros analizamos los puntos centrales de la agenda chavista o pesuviana (de PSUV) en su ejercicio del poder no podemos encontrar que la misma vaya dirigida a construir satisfactores sociales. Todos los economistas, los ecónomos-políticos y demás, han dicho que por este camino que vamos no hay manera de que el estado pueda satisfacer las demandas sociales sino todo lo contrario, la cosa irá a peor. Entonces tú ves que sale Pérez Abad, que nombran a Reverol en interior y justicia, que Del Pino recula después de reconocer que las expropiaciones fueron un error, son señales que te indican que el régimen y su élite van a continuar por el mismo sendero. Y esa estrategia económica-política, repito, no va a generar satisfactores en la agenda social sino el agravamiento de los padecimientos actuales y por ende el reclamo de esa gran mayoría de la sociedad que hoy desaprueba a este gobierno y exige un cambio.

Ahora, refiriéndonos a la pregunta sobre la pertinencia del diálogo, es necesario tener claro que uno dialoga para un fin determinado y en este momento no veo factible el inicio de un diálogo porque este no persigue otra cosa que permitirle al gobierno ganar tiempo. Afortunadamente la oposición no cayó en ese juego como sí lo hicieron un par de años atrás, donde efectivamente le dieron un respiro al gobierno, entonces estamos en una situación en la que yo personalmente no considero pertinente el inicio de un diálogo, porque no va a conducir a ningún acuerdo, porque no hay disposición del gobierno en ceder en nada.

4. Alejandro, hay quienes han pensado que haber planteado tan fatalmente la idea de que el revocatorio se haga el año entrante es un error, porque en todo caso revocado Maduro y quedándose un Vicepresidente del PSUV el solo hecho de esa derrota haría cambiar al gobierno en sus políticas y que estas se hagan conjuntamente con otros sectores de la vida nacional, pero dados los eventos que hemos comentado, en el que los más radicales dentro del gobierno son quienes verdaderamente mandan. ¿Tú crees que habrá revocatorio este año? Y de no hacerse, ¿serviría de algo hacerlo el próximo año, eso cambiaría realmente la relación de poder?

No yo lo veo poco probable. A menos que, haya una alta exigencia de parte de la sociedad que le exija a un poder público como es el electoral, a que cumpla con su deber, con el principio de celeridad administrativa y haga su trabajo apegado a la constitución. Y para ello tiene que haber movilización de calle, pacífica, contundente y con ese fin claramente establecido. Es decir que se conquiste ese derecho. Porque la movilización supone un reclamo de parte de la sociedad. Eso supone además a la sociedad reclamando sus derechos civiles y políticos, supone un reclamo en rescate de la institucionalidad y en fin, supone un reclamo de ejercicio ciudadano y eso tiene un peso monumental en el concierto de las naciones. Es como aquello que se hablaba en la segunda guerra mundial de las divisiones blindadas del Papa. Y el Papa aunque no tenía ni un fusil, tenía un enorme peso moral que fue muy importante en el concierto de las naciones para ayudar al resultado final que fue la derrota de los nazis y sus aliados.

La otra parte de tu pregunta de si serviría o no hacer el revocatorio el otro año, partamos de los siguiente, este es un gobierno sin autoridad y sin poder legítimo porque el acuerdo social está fracturado como ya hemos dicho. Entonces, y esta es mi opinión muy personal, quizá los primeros interesados en salir de Maduro sean los propios chavistas. Porque eso le daría al chavismo la posibilidad de lavarse un poco la cara, pero cuando tú traes a la ecuación eso que has dicho de la radicalización o los elementos radicales, dentro del entramado del chavismo, yo me preguntaría, ¿habrá posibilidades que dentro del chavismo, una vez haya salido Maduro de la presidencia este pueda llegar con el rostro lavado a 2019? Yo eso no lo veo. El desgaste que significa 19 años de este gobierno, con una administración ineficiente y tan corrupta, con el contexto actual internacional, yo lo veo muy cuesta arriba. Por otra parte aquella franquicia chavista que se vendió en la región suramericana se está derrumbando y las posibilidades de resurgir son ínfimas, lo que pasó en el Perú, en Argentina, lo que va a pasar en Brasil o en Ecuador donde Correa ya dijo que no iba a una nueva elección y descartando al enclave que puede ser Nicaragua, las nuevas posiciones de Cuba, todo ello debe y tiene que tener muy preocupado al chavismo. Incluso, el papel de Estados Unidos, que es un actor que por su peso tú no puedes descartar, menos aún en estas latitudes, donde todo parece indicar que Clinton ganará y todos sabemos cuáles han sido sus posiciones cuando fue Secretaria de Estado.

5.Si uno se apega a los indicadores democráticos, bien sea los de la ONU, los de la OEA, o los de Mercosur, incluso los de organismos que apoyan las democracias con “apellido” como estas que se definen “protagónicas y participativas, este gobierno no es democrático”. Pero tampoco es una dictadura sangrienta como las que pudimos vivir en su momento en el cono sur del continente. Y en esos países hubo concertaciones, movilizaciones de calle que en su momento lograron cambios, forzaron a diálogos fructíferos como también ocurrió en Polonia por ejemplo en la época de Walesa. ¿Le hace falta algo a la oposición, a la MUD, o la oposición institucionalizada como parlamento nacional para lograr movilizar a la sociedad?

Fíjate yo creo que la oposición sí ha logrado movilizar, las elecciones del 6D son una muestra. Allí hubo una movilización de la sociedad democrática como no se había visto. Superando todas las expectativas que habían entonces. Eso obviamente tiene sus bemoles. La capacidad de movilización de Venezuela supone la acción última que ejerza el gobierno. Lo que quiero decir es lo siguiente, si el gobierno estuviera seguro de que la sociedad está inmovilizada convocaría al referendo, pero el gobierno sabe que si convoca el revocatorio está planchado. Entonces eso te demuestra que la sociedad está ahí, movilizada en torno al voto. Porque quizá es la institución que se ha visto más fortalecida, digo, el voto, a pesar del CNE. Ahí, en el voto es que la sociedad reconoce que está el elemento fundamental para cambiar al régimen.

Ahora si tú a lo que te refieres es a la calle, hay que partirla en dos. Por una parte existe todos los días una serie de protestas que se dan en la calle por la demanda social, por la falta de comida, de medicinas, seguridad, inflación, etcétera. Por otro lado está la reclamación de derechos políticos. Y lo que vamos a ver a partir del “1S” es decir, del primero de septiembre es a la sociedad movilizada en torno a sus derechos ciudadanos. Y la unión de ambos tipos de movilización forman un caldo altamente peligroso para este gobierno, porque el costo de reprimir para el gobierno va a ser demasiado alto, entre otras cosas porque ya la comunidad internacional no se come el cuento de que la sociedad civil y la oposición es violenta. O sea la reacción del 2014 de parte de la comunidad internacional a favor del gobierno no va a ser igual hoy, quizá el gobierno se prepare para ejerce la represión pero ese costo va a ser terriblemente alto. Por algo la oposición debe insistir en esa vía para lograr el revocatorio. Porque en mi opinión muy personal, repito en mi opinión, la mía, la de Alejandro Oropeza, si el revocatorio no es este año yo lo retiraría, porque perdería sentido pues eso solo le da al chavismo una forma de lavarse la cara y profundizaría la crisis, por volviendo un poco a la pregunta anterior. Porque aquí lo que hay que preguntarse es ¿la administración de Maduro es realmente la administración de Maduro? Entonces, yo creo que no es. Y allí tu podrás salir de la figura, del actual mandatario, del protagonista o del chivo expiatorio como sea lo quieras llamar, pero el constructo de las estrategias chavistas no surgen de él, entonces, habiendo salido Maduro el ejercicio del gobierno va a ser exactamente igual al que ha sido hasta el sol de hoy. Porque la naturaleza del constructo de la política psuvista tiene un tiro en el ala, y es que a lo largo de toda la historia no hemos conocido un gobierno de este corte que haya sido eficiente. En algún momento se pensó que una revolución de este tipo con una alta renta petrolera lo lograría, donde a partir de estos logros no sería necesaria la violencia para imponerse como idea porque la renovación sucesiva de los pactos sociales le serían favorables a la élite de turno. Aún con esta condición de altísimos ingresos eso no fue posible, por tanto aquí no se trata de Maduro, ese es un nombre y una circunstancia, porque el constructo político no depende de él. Esté quien esté al frente. Incluso el mismo Chávez, quien vio los primeros esbozos de la crisis pero falleció y si estuviera vivo tendría el mismo rollo armado que hay hoy porque no iba a rectificar, o quizá, uno nunca puede hablar de qué hubiera hecho alguien que ya no está entre nosotros, pero lo cierto es que con esta receta no se llega a otro lugar que no sea en el que estamos. Entonces claro que Maduro no tiene una talla de estadista ni alta preparación intelectual como para tomar decisiones e imponerlas al resto de la élite, a él lo lleva la corriente, está en medio de un fuego en el que carece de todo poder porque son otros actores los que toman las decisiones que se pueden finalmente a imponer.

Entonces la izquierda se fregó

Bueno, ahí yo partiría de la premisa de que en Venezuela desde el descubrimiento del petróleo no ha habido partidos de derecha, todos son de izquierda y promotores del papel del Estado porque es este el dueño de la renta, hasta voluntad popular está inscrito en la internacional socialista y primero justicia se declara de centro, pero nadie dice yo soy de derecha porque en este país eso como que es rayarse o da pena o es pecado. Entonces evidentemente, yo por lo que apostaría es por el refrescamiento de una izquierda no dogmática, dónde sus posiciones, mutatis mutandis, más bien socialdemócratas, se muevan entre ciertas bandas donde los dogmas no impidan el progreso del país y dónde la sociedad participe efectivamente y de modo corresponsable, porque quizá eso sea lo más significativo que saquemos de toda esta experiencia, es la participación de la ciudadanía como co-articuladora, co-partícipe, co-diseñadora de mecanismos y de estrategias políticas. Pero en definitiva ese refrescamiento, no vendrá nunca del socialismo este que vivimos que se mueve en la idea del comité central y que no da paso a nuevas generaciones ni permite la construcción de liderazgos emergentes, puede que salga uno que otro que por ser el esposo de la hija de alguien llega a vicepresidente pero no más, por eso yo decía hace un rato lo del lavado de cara del chavismo, con qué gente lo va a hacer, si el chavismo se recompusiera lo único que lograría sería atornillar a su actual élite en el gobierno y eso sería lamentable para el país. Entonces si la izquierda se fregó o no, hay que verlo con cierta lupa, porque yo creo que todos los partidos agrupados en le MUD van del centro a la izquierda.

Fuente: elcoroto.net