El objetivo es: realización de elecciones libres y justas, que permitan el inicio de una transición hacia la retoma de los senderos democráticos e institucionales

Por ALEJANDRO OROPEZA G. – VenAmérica

“La tormenta de arena de los totalitarismos ha amenazado las dos capacidades que permitían cambiar el desierto: la facultad de la pasión y la de la acción”.
Fina Birulés, España, 1997.

En enero 15 la American Society/COA realizó un foro a propósito de las metas 2021 paraVenezuela, considerando perspectivas desde los ámbitos político y de la sociedad. Más allá de re-identificar la situación nacional, se elaboraron posiciones para  dar un paso más y articular alternativas en las cuales ambos actores: político y ciudadano, confluyeran en la aserción de allanar caminos para “hacer futuro” y, avanzar.

Es evidente que el objetivo es: realización de elecciones libres y justas, que permitan el inicio de una transición hacia la retoma de los senderos democráticos e institucionales. Objetivo que solo será posible avizorar si, actores políticos y sociales, se reconocen y trabajen en función de construir decisiones coordinadas y compartidas. Esta acción pasa por un determinante: la reocupación del espacio público, lo que conlleva una validación plural, vía reconocimiento, de los que perseguimos el objetivo. También supone el identificar, en la acera contraria, al régimen y justipreciar sus herramientas: la violencia ejercida a mansalva en contra de todos los que actuamos en pos de los objetivos; y el miedo consecuente. En los últimos días, son pasto del fanatismo dictatorial, nuevamente las ONG y medios de comunicación. Ello traduce dos realidades que motivan la estrategia represora: el distanciamiento de las democracias y organismos internacionales plurales del mundo; y, el rechazo del 90% de la población. En un claro seguimiento de la lección enviada desde La Habana que le ha dado buenos resultados al procerato castrista.

Es preciso destacar un punto: el componente multidimensional de la agenda social que, no solo se integra por las terribles carencias que afectan a la población; sino que se reconocen en ella, aspectos relacionados con exigencias de reinstitucionalización y posibilidad de decidir legítimamente cambio de rumbos. Esta composición bicéfala de la agenda reclama una estrategia en doble vía que debe confluir en un crisol de voluntades efectivas de los actores involucrados: sociedad e intermediadores políticos. Una de las primeras tareas es descargar en el régimen la responsabilidad de la situación venezolana: la social y la política. Otra es la, se insiste, reocupación de los espacios públicos a través de la protesta, la acción social y, la ejecución de estrategias en contra del régimen, solo pendiente de permanecer en el poder no importe las consecuencias. Estas acciones, como bien apuntó el padre Ugalde, deben ser coordinadas y descentralizadas a lo largo y ancho del territorio; ello obstaculiza el ejercicio de la violencia de la dictadura. Se trata de asumir, sociedad y actores políticos, la operación política sobre la base de cuatro elementos: arreglo a fines, pluralidad, acción y discurso. Ese es el fundamento para la ampliación responsable de la acción, que pasa por el reconocimiento y legitimación de los liderazgos comunitarios, sociales y políticos emergentes, de manera que la visión política de resistencia sea integral y responsable como respuesta.

Resultó evidente en el foro, que uno de los peligros que confrontamos los partidarios de la institucionalidad y la democracia, es que cada sector trate separadamente de planear y resolver sus problemáticas y demandas aisladamente; a través de mesas de diálogo segmentadas convocadas por la dictadura, que lo que pretenden es dividir y evitar la coordinación de los factores que adversan y resisten.

Un fin: la realización elecciones generales libres y justas para la designación de un gobierno de la transición hacia la reinstitucionalización y el avance democrático. Un medio: la coordinación de la sociedad y los actores políticos en el diseño de estrategias para alcanzar el fin. Un espacio: el ámbito de lo público-político que permita a través de la pluralidad, la acción y el discurso la generación de acuerdos sociales para un futuro posible. Una emoción: la esperanza, la convicción de que estamos preparados y somos capaces de alcanzar el destino que nos corresponde como nación.

FUENTE: VENAMERICA 19 de enero de 2021 diariolasamericas