1. El archivo PDF anexo contiene la data actualizada de los resultados del pasado 7-O, mostrados en forma integrada, por grupos de estados y por municipios. De igual modo, se incluye la comparación de esos resultados con los del Referendo de Enmienda Constitucional del 2009, pues hasta mejor demostración en contrario seguimos sosteniendo que ese es un mejor espejo para los análisis comparativos que las elecciones parlamentarias del 2010: en breve, en el supuesto de que hubiere perdido en el 2009 (lo cual era factible pues ya lo había vivido antes en 2007), a Chávez se le habrían complicado en extremo las cosas para seguir ejerciendo el poder de forma “democrática electoral” pues la constitución del 99 se lo impedía entonces, y de allí el curso de la historia habría sido completamente distinta a la que hemos conocido, de modo que no se exagera si decimos que en ese 2009 se jugó a Rosalinda (incluida la simplificación del contenido en comparación al 2007, la concesión a todos los cargos de elección para la postulación indefinida, el uso y abuso de las instituciones y dineros públicos, etc.)

2. He procurado que las láminas sean auto explicables, pero cuando he sentido la duda entonces incorporo el menor texto posible. Hay una clave de lectura que es preciso tener en cuenta para no «morir en el intento», la misma está en la segunda lamina: es cierto que Chávez ganó en 22 estados, con la excepciones de Táchira y Mérida, pero no en todos ganó con la misma ventaja electoral (algunos periódicos a la mañana del 8 de octubre se hicieron eco del mapa rojo rojito que produjo el PSUV, y el gobierno buscaba con ello matar dos pájaros de un tiro, trasmitirle a los suyos la idea de que son invencibles y al oponente que no tiene vida). En esa lamina se muestra una escala de ventajas electorales de cuatro rangos porcentuales, mismos que se destacan con tonalidades decrecientes de los colores rojo y azul que simbolizan al chavismo y a las fuerzas democráticas respectivamente; con base a esa escala se mancha el mapa y tenemos así una geografía electoral más cercana a la realidad de los hechos, lo cual es fundamental para el diseño de las estrategias diversificadas y la inversión de esfuerzos y recursos que debemos hacer en uno y otro estado del país (mutatis mutandis, el razonamiento es igualmente valido cuando se trata de un estado con sus municipios, de un municipio con sus parroquias y de las parroquias con sus centros de votación, y recordemos que los centros son las unidades primarias y fundantes del resultado electoral en los otros niveles de agregación que correspondan, según sea el tipo de elección en cuestión).

3. Esa escala de rojos y azules va a estar presente a lo largo del trabajo, y cual recurso nemotécnico nos recordará entonces no solo quien ganó en tal o cual espacio electoral sino también con cual ventaja electoral ocurrió esa victoria.

4. No dispongo ahora de un “set ordenado” de conclusiones o hipótesis derivadas del conjunto de datos presentados, sin embargo hay tres elementos que quiero destacar brevemente y a precio de inventario. En primer lugar, la premisa que sostuvimos en el trabajo realizado desde el OHA relacionada con el descenso de la abstención y su posible incidencia en pro de la victoria de HCR, fue parcialmente cierta en cuanto al descenso pero no siempre en referencia al destinatario. El bajo nivel al que llegó la abstención el 7-O, pudiera estarnos diciendo que difícilmente ella vaya a descender de ese nivel incluso en eventos presidenciales (ese 19 por cierto sería la base de la abstención estructural), y si tomamos en cuenta que la diferencia electoral a favor del chavismo creció tanto en valor absoluto y en relativo, entonces la vía más promisoria para poder alcanzar la suma de votos que den la victoria democrática  no es otra que buscarlos votos complementarios en el seno mismo de los electores chavistas, pues el subconjunto de los nuevos electores pareciera que no ser suficiente pues las «mujeres rojas rojitas» paren en mayor cantidad y el gobierno procura su captación temprana. Ese solo dato tiene enormes implicaciones para el trabajo político y organizativo de las fuerzas democráticas. (El chavismo no está exento de volver a sufrir derrotas a causa de una alta abstención interna como en el 2007, pero esa vía le generaría mayor inestabilidad al sistema político venezolano de modo que no creemos pertinente esa posibilidad)

5. En segundo lugar, los resultados electorales muy diferenciados en los tercios (bien sea que se tomen los estados o los municipios), hablan de realidades políticas, económicas y culturales también diferenciadas, de modo que las estrategias electorales no pueden ser planas o uniformes, al margen de esa diversidad de situaciones (si somos coherentes con una visión amplia de la descentralización y no la vemos como un simple reparto de competencias administrativas a lo largo del territorio, entonces no podemos dejar de reconocer que existen asimetrías entre unas y otras regiones, mismas que influyen luego en los resultados electorales. La consigna de un gobierno para todos por igual, no hace justicia al hecho de que no todas las regiones, ergo las personas, requieren el mismo nivel de apoyo del gobierno).

6. En tercer lugar, a lo largo de nuestra incursión por varios estados y municipios del interior, e incluso en parroquias de Caracas, pudimos constatar la precariedad de condiciones materiales, organizativas e intelectuales, bajo las cuales se realiza el trabajo político electoral en la gran mayoría de las organizaciones partidistas y en el seno del voluntariado que desde la “sociedad civil” quiso sumar sus esfuerzos en pro de la victoria democrática. Hay mucho voluntarismo, muchas ganas pero muy baja organización, y esa es una vertiente de la no victoria electoral del 7-O que es imprescindible abordar con profundidad. Que bueno seria que muchos de estos expertos de ocasión que han develado todas las claves del porqué de la derrota, le dedicarán un fin de semana a lidiar con la realidad específica que se vive fuera del mundo de la Web y ayudaran con sus saberes a nuestros denodados activistas y militantes políticos que dan sus mejores esfuerzos en diversos puntos del país, y que si no logran mejores resultados no es porque no lo quieran sino porque muchas veces no saben cómo hacerlo ni cuentan con los recursos para lograrlo.

PGM. Cs, 11-11-2012