“En los meses finales del gobierno de Caldera me reuní con algunos amigos y les dije: “Para mí Chávez va a ganar, creo que AD y Copei están viviendo sus últimos días y aquí la acción política necesita un medio”. Pero lo conversamos de manera enteramente platónica. ”

 

A continuación reproducimos la entrevista que dos tesistas de la UCAB le realizaron al Director de Tal Cual en el 2001:

El asunto lo retomé el mismo día en la rueda de prensa donde expliqué mi salida del vespertino de los Capriles, les dije a varios amigos que estaban cerca que nos metiéramos en la empresa de fundar un periódico. Primero, como es lógico en toda persona más o menos sensata, dijeron: “bueno, ¿un semanario, un quincenario, una revista?”. Y les dije: “No, un diario. Vamos a hacer un diario, o sea algo para estar presentes todos los días”. Entonces, aunque ellos pensaron que podía ser algo menos importante, dijeron: “vamos a hacer un diario”. Al primero que le comenté fue a mi amigo Juan Carlos Zapata, quien era jefe de Redacción de El Mundo. Él me había acompañado en ese diario y al yo salir también decidió renunciar.

La idea de que fuera un diario tiene que ver con las circunstancias, el tipo de línea que yo le imprimí a El Mundo en los ocho meses que estuve en su dirección. O sea, un diario para poder participar del debate político venezolano. Para la época, me pareció importante fundar un medio de comunicación que por su presencia diaria pudiera de algún modo influir en el desarrollo de los acontecimientos para, digamos así, defender los espacios democráticos existentes en el país. Me parecía que era un empeño que debía concentrarse en un diario, no en un semanario, algo que permitiera adquirir un radio de acción significativo en la población.

Entre Zapata y yo redondeamos la idea, que inicialmente consistía en obtener el financiamiento. ¿Cómo hacerlo? Por supuesto, trabajamos sobre la base de adquirir recursos que nos permitieran, como decíamos ingenuamente en aquella época, sobrevivir un año sin publicidad. Y todos los cálculos que hicimos resultaron equivocados afortunadamente, porque si hubiera salido correctamente, tal vez,TalCual no existiría. Es decir, si hubiéramos calculado exactamente lo que nos iba a costar el periódico probablemente habríamos desistido. Ingenuamente pensábamos que podíamos levantar un capital de unos 1.200, 1.300 millones de bolívares, para financiar un diario sin publicidad durante un año y en el camino enderezar las cargas. Pero nos equivocamos.

Fundamos una compañía anónima a la que le pusimos un nombre que para la época tenía sentido: La Mosca Analfabeta, C.A. En esa época, Chávez se la pasaba hablando de que el águila no come moscas y además había calificado a algunas personas que fueron críticas con él de analfabetas.

A partir de la primera semana de enero yo me dediqué a vender acciones. Mientras tanto Juan Carlos iba pensando en el periódico periódicamente (sic), es decir colaboradores, periodistas, etc. Para comienzos de marzo más de sesenta accionistas habían suscrito y pagado 600 millones de bolívares. A esas alturas me di cuenta de que a ese ritmo difícilmente iba a conseguir el capital, entonces pensé que era necesario un peso pesado que participara del esfuerzo.

Fui a hablar con Hans Neumann. Le expliqué la idea desde la perspectiva de crear un medio que contribuyera a fortalecer los espacios democráticos y el debate político en el país y esa cosa por supuesto lo sedujo. Su respuesta fue inmediata: “Yo te voy a ayudar; te quiero ayudar”. Me dijo: “¿Cómo piensas que podemos hacer esto?”. Le dije: “Vamos a hacer una compañía paritaria, tú igualas lo que yo te pongo”.

Su abogado por cierto casi se cae para atrás cuando le dije que teníamos 600 millones, porque a Hans le tocó poner también esa cantidad. Arrancamos con 1.330 millones de bolívares. El proyecto está blindado, o sea, que económicamente no nos pueden asfixiar. Cuando Hans y yo hablamos la primera vez dijo: “A mí no me pueden quitar nada sino esta silla de ruedas”.

Bueno, así estructuramos una junta directiva para La Mosca Analfabeta, con Hans Neumann de presidente a solicitud mía. Yo se lo propuse y él mismo dijo: “Pero la directiva vamos a hacerla paritaria, y en las claúsulas de los estatutos hay una que dice que el director será nombrado por la Junta Directiva y destituido por las cuatro quintas partes de los votos”. Lo que significa que la directiva no puede nombrar a otro que no sea yo.

Formalizamos todo en la primera quincena de marzo y, teniendo ya listo eso, lo que quedó fue montar el periódico. Juan Carlos, que tenía también otros planes propios, decidió no participar como Jefe de Redacción y me propuso de candidato a Javier Conde. A mí me pareció magnífica la idea y entre Juan Carlos y Javier terminaron de contratar el equipo. De El Mundo se vinieron conmigo Roger Santodomingo, Laura Weffer y Maye Primera, porque pensaron que valía la pena.

Cuando decidimos arrancar me pasé dos semanas buscando local y no lo encontraba. Un día me llamó el abogado de Hans y me dijo: “Mira, chico, Hans ya decidió cerrar El Diario de Caracas, métanse ahí en esas oficinas que son de 1BC”. Ese día iba yo a almorzar con el cura Luis Ugalde, el rector de la Universidad Católica Andrés Bello, entonces le dije: “Padre, inscríbame en las filas de la grey, hoy entierro toda una vida de ateísmo. Dios existe y hace milagros”.

Entrevista con Teodoro Petkoff para la tesis “TalCual: ¿producto de una crisis o proyecto a largo plazo?”, de Yormar Hernández y Norma Jiménez Montealegre, Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), 2001 publicada en talcualdigital.com/index.php/2018/04/16