Publicado en febrero de 2009

Heinz R. Sonntag
heinzsonntag@cantv.net

No acostumbro repetir a cada rato lo que alguna vez he publicado. Sin embargo, la excepción confirma la regla: retomo algunas reflexiones sobre a las tareas de la oposición que fueron publicadas hace mas de tres años y medio en este mismo espacio.

Primero, en la corta campaña para el referéndum del 15-F se repitió y se exacerbó un patrón de la estrategia comunicacional del Gobierno que consiste en que el Führer siempre está en el centro, trátese de referendos como ahora y el 2-D o elecciones municipales y regionales como el 23-N, como si los contenidos de los referendos o el número de candidatos no tuviesen peso propio o estuviesen encarnados en, o clonados por, Hugo Chávez. Si bien esta vez aparecieron en los resultados señales que indican una baja en la eficacia de este patrón propagandístico, todavía ha funcionado, hasta el punto que el discurso desde el «balcón del pueblo» en la noche parecía más importante que el anuncio de los resultados por la presidenta del CNE.

La reacción de los adversarios del proyecto del «socialismo del siglo XXI» ha sido y es (¿hasta cuándo?) caer en la trampa de ese patrón, con excepción de los estudiantes, en esta oportunidad. El asunto está en cómo debemos responder a él en nuestra propaganda los millones de venezolanos que no compartimos ni los objetivos, ni los métodos, ni las estupideces, ni mucho menos la dudosa ética de la «revolución bolivariana». Segundo, es imprescindible que dejemos de fijar la discusión en la cuestión del liderazgo. Aparte de que ello es un espejismo de la propaganda oficialista, es también una herencia histórica de nuestro país. Desde luego que el liderazgo es importante. Pero el movimiento democrático contra el régimen ha demostrado que se forman nuevos liderazgos como el de los estudiantes a raíz de la eliminación de RCTV. Este aprendizaje tenemos que internalizarlo.

Es importante y urgente que diseñemos un proyecto alternativo para nuestra sociedad, sin el cual el mejor liderazgo no sirve. .

Tercero, este diseño no puede ser la función de cúpulas u otros cogollos. Idealmente, esta tarea debería ser compartida por la gran mayoría de los demócratas, los actuales y los que ingresen en nuestro movimiento. Esto implica un enorme esfuerzo de organización.

Tenemos experiencias como las asociaciones de ciudadanos, las organizaciones no gubernamentales y otras. Pero también las universidades autónomas y las privadas, las organizaciones existentes y las que surjan sobre la marcha de este diseño podrán contribuir a esta gestión de una discusión cada vez más masiva. Una de las ventajas de esta masificación del trabajo organizativo e intelectual es que, simultáneamente con la creación de un proyecto alternativo, éste vaya siendo difundido.

Cuarto, un aspecto fundamental es que este esfuerzo colectivo debería partir de dos principios. El primero es que se formule en un lenguaje que permita que llegue a todos los sectores de nuestro pueblo. Y el segundo es que inicialmente se deberían establecer unos principios: una vida en sociedad sin autoritarismo, sin militarismo y sin mesianismo, sino con respeto a las disidencias y a las normas básicas de la democracia liberal -que ciertamente no tiene nada qué ver con el neoliberalismo, sino que se basa en el progresista concepto de libertad)-.

Para ello, los demócratas tenemos que unirnos, sin miedo a las contradicciones y los conflictos. En muchas sociedades (también durante tiempos en la venezolana) reina «miedo» ante la contradictoriedad y el conflicto, razón por la cual se montan aparentes «consensos» que asfixian la vida colectiva.

¡Se abre la discusión!