leon y cordero«En la Primera Guerra Mundial, los soldados alemanes
temían a los ingleses por su valor y no les importaba
burlarse del Alto Mando inglés. Se perdieron más de cien mil vidas.
Un soldado alemán escribió que nunca había visto a leones dirigidos por corderos”.
Parlamento de la película “Leones por corderos” 2007.
Dirigida por Robert Redford.

Alejandro Oropeza G.

Hace algunos años Robert Redford dirige una película en la cual, en el entorno de la intervención norteamericana en Afganistan, entrevista a un joven estudiante de ciencia política para estimular su expectativas y acciones y, de alguna manera, la posibilidad de hacer futuro en la realidad política de la nación. Un interesantísimo diálogo que va de la esperanza a la anti política se desarrolla, se argumenta de la crítica de las instituciones a la posibilidad de construir viabilidad a un sistema político que respira silente entre sus incertezas de generar políticas y acciones que tomen en cuenta a una ciudadanía decepcionada y poco comprometida. La desazón del lugar común, de la crítica inmediata pero real del joven contrasta con el empeño del maestro de ganarlo a la expectativa de ser un actor posible que apuntale o construya impactos sobre ese sistema para adecuarlo a los tiempos. Reflexiones entre propósitos y bocetos posibles, de anhelos frustrados en las cátedras donde se fraguan los políticos que conducirán la vida y los destinos de un país; pero frustraciones finalmente, que en algún momento identifican una posibilidad, el campo fértil donde influir, donde aclimatar y orientar una vida en beneficio de colectividades. Ese, entre otros, es el papel que nos toca jugar a no pocos docentes a lo largo de nuestra vida académica: reconocer el diamante oculto tras una sonrisa juvenil, tras la lúdica realidad que retoza en los campus de las casas de estudio en todas las disciplinas.

En algún momento del diálogo se hace referencia a lo que trascribimos al inicio: apreciando la impericia y torpeza del liderazgo militar inglés en la Primera Guerra Mundial, un soldado alemán escribió que nunca había visto a tanto leones dirigidos por corderos; lo que lleva a esa permanente evaluación crítica que siempre es necesario efectuar de los liderazgos en cualquiera de las dimensiones de la realidad en la que nos encontremos: militar, en el caso referido, pero que en el ámbito político es, además de necesaria, pertinente. Y pensé en traer la reflexión a la situación polarizada nacional y preguntar ¿dónde los corderos? ¿dónde los leones? Sus capacidades y posibilidades de acción ¿se ubican los roles en los mismos actores, en ambos campos opuestos que definen dicha polarización política? Y, más aún ¿qué tan permanentemente son ejercidos los roles de corderos opuestos a leones?

Es, de por sí, muy complejo el punto, puesto que estamos hablando de liderazgos sobre sociedades; las cuales pueden ser entendidas bien como pueblo, bien como masa y es esa diferencia la que puede categorizarlas como mansos corderos dispuestos al sacrificio silencioso o leones furiosos luchando por defender la vida y rendirla, de ser el caso, sobre los principios en los que se cree. No pocos casos registra la historia en una y otra alternativa. La masa manipulada, dominada y subyugada es un cordero en manos de los liderazgos mesiánicos, por ejemplo, que la usan y la sacrifican sobre la base de ideologías que persiguen futuros redentores que necesitan y exigen la inmolación del presente para apuntalar una camarilla en el poder. Debe reconocer la masa a los enemigos que ese liderazgo le indica para destruirlo y hacen suyas las necesidades, diseñadas en los salones de poder, para dominarlas y rendirlas como corderos. El pueblo, en tanto ciudadanía, no se entrega ciegamente a ningún liderazgo, no valida absolutamente las acciones y decisiones del poder; la crítica y el análisis es el fundamento que edifica una certeza cívica y una conciencia propia más o menos cercana al poder, pero jamás sumisa incondicionalmente a él. La historia puede traernos ejemplos de los dos casos, veamos: aquella sociedad entregada al frenesí del III Reich alemán; y la sociedad inglesa que se enfrentó a ese III Reich bajo el liderazgo de W. Churchill y que, alcanzada la victoria, lo defenestra como Primer Ministro.

Pero, lógicamente, es posible apreciar el juego de los roles también desde la perspectiva de los liderazgos, que pueden comportarse como leones o corderos. En otro punto del diálogo entre Redford y su pupilo surge la cuestión: ¿Cuándo comenzaron a confundir (los políticos) la opinión de la mayoría con la opinión correcta? es decir ¿cuándo se comienzan a diseñar decisiones públicas que solo complacen a los públicos y se obvian y posponen las decisiones que necesariamente tienen que tomarse, así ellas supongan y alto costo político para los políticos? Simple es la respuesta: cuando los líderes no son leones que aprecian la realidad de la responsabilidad política con una nación, sino corderos inútiles que solo sirven a la demagogia para mantenerse a cualquier precio y utilizando el engaño y la mentira en el poder.

Y entonces emergen las posibles combinaciones:
Liderazgos responsables (leones) – Pueblos (leones)
Liderazgos demagógicos (corderos) – Pueblos (leones); o bien,
Liderazgos responsables (leones) – Masa (corderos);
Liderazgos demagógicos (corderos) – Masa (corderos).

¿En cuál categoría podemos ubicar y categorizar los liderazgos que hoy día conducen a Venezuela desde el gobierno y desde la oposición y a qué tipo de sociedad se corresponde? Saque cada quien sus conclusiones.
Se advierte, es necesario, que no se trata de seguir partiendo en dos a la nación venezolana, sino de ubicar y establecer un tipo de relación (Liderazgo-Sociedad) que nos permita salir del marasmo y comenzar a generar y hacer país para el futuro.

Como bien se afirma por ahí: la mesa está servida.