Publicado en julio de 2008
VENEZOLANOS DEFENSORES DE LA DEMOCRACIA FRENTE A LA TRAGEDIA DE ZIMBABWE, SE DIRIGEN AL SECRETARIO GENERAL DE LA ONU, SEÑOR BAN KI. MOON

Caracas, Venezuela, Julio de 2008

Los demócratas del mundo estamos consternados por la tragedia que vive Zimbabwe, una nación africana con once millones de habitantes cuya expectativa de vida es de apenas 38 años para los hombres y 37 para las mujeres. Una cuarta parte de la población es seropositiva, uno de cada cuatro niños huérfanos perdió a sus padres por causa del SIDA. La inflación – la más alta del mundo- y el desempleo del 80% , han provocado una crisis humanitaria de dimensiones catastróficas.
El octogenario dictador Robert Gabriel Mugabe, a lo largo de sus 28 años en la presidencia, es el principal responsable de lo que ocurre en Zimbabw e. No solo por haber expoliado a su país con obscenos niveles de corrupción, sino por el régimen de terror que ha instalado con el fin de perpetuarse el poder . Durante años los asesinatos, encarcelamientos, torturas y persecuciones a sus adversarios políticos han procurado suprimir cualquier atisbo de disidencia. En los años 80 promovió los enfrentamientos étnicos como arma política y emprendió la llamada operación Gukurahundi , mediante la cual fueron asesinadas más de veinte mil personas de la etnia Matabele.

Su discurso en aquella ocasión fue: No lloréis si vuestros parientes son asesinados en el proceso…Dónde hombres y mujeres proporcionen comida a los disidentes, cuando los tengamos, los erradicaremos. No diferenciamos a quién combatimos porque no podemos decir quién es un disidente y quién no lo es. Desde el año 2000 Robert Mugabe prohibió a los pobladores de Zimbabwe poseer transmisores de radio y a los periodistas ejercer su profesión, sin tener las respectivas licencias del gobierno. Las milicias Zau-PF integradas por jóvenes fanáticos que actúan al estilo de los Guardias Rojos de Mao, han asesinado y violado a disidentes y a sus familias, han incendiado sus casas y los han hecho pr isioneros
y sometido a torturas.

A pesar de la constante persecución a los opositores, Morgan Tsvagirai, líder del Movimiento para el Cambio Democrático (MDC) concurrió a las elecciones parlamentarias del 29 de marzo de 2008, precedidas de toda suerte de hostigamientos y actos de terror que
indujeron al Consejo Mundial de Iglesias – preocupado por la integridad de las elecciones – a declarar que «…en los sistemas democráticos, las elecciones son el medio para otorgar legitimidad a un sistema político de democracia participativa. Para asegurarse de que una elección refleja realmente la voluntad del pueblo, se debería prestar atención a los mecanismos utilizados antes y después de las elecciones».

El gobierno de Mugabe obligó a la Comisión Electoral a retardar por más de un mes el informe con los resultados de ese proceso. Después de anunciada la victoria de la oposición, dos miembros de la Comisión Electoral fueron encarcelados por el gobierno bajo la acusación de fraude. Convocada una segunda vuelta electoral el 27 de junio, el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, la Unión Europea, numerosos países y el Premio Nóbel de la Paz, Nelson Mandela, instaron a posponer lo hasta que hubiese garantías de transparencia y de paz social. La respuesta de Mugabe fue la expulsión de la Alta Comisionada de la ONU y calificar como siniestras, racistas y coloniales las sesiones que el máximo organismo internacional celebró para tratar la dramática situación de Zimbabwe.

Días antes de los comicios, después de los asesinatos de cerca de 100 personas, entre ellas esposas y otros familiares de opositores, el candidato de la oposición, Morgan Tsvagirai, se vio obligado a retirar su postulación y a refugiarse en la embajada de Holanda. A pesar de la condena mundial y de la masiva abstención que el valiente pueblo de Zimbabw e ut ilizó como protesta contra Robert Mugabe, éste se ha proclamado vencedor en la farsa electoral del 27 de junio.

Observamos con indignación la pasividad con que los organismos internacionales y muchos países, sobre todo los productores de armas, han tolerado durante años las acciones genocidas y todos los crímenes, violaciones y abusos del tirano Robert Mugabe. Nos angustia constatar que los valores de la democracia no están, en muchos casos, entre las prioridades de organizaciones internacionales que deberían velar por ellos. Gracias a ello Robert Mugabe no es el único tirano que los pisotea impunemente. Por consiguiente solicitamos de usted, honorable Secretario General, agotar todos los mecanismos de la organización a su cargo para impedir que la tragedia que hoy vive el pueblo de Zimbabwe, derive en un genocidio como el sufrido en años recientes por otros países del continente africano.

De usted muy atentamente,